- OTOÑO

MONTEHERMOSO aún conserva el sabor tradicional de un pueblo típicamente extremeño, con sus campos de encinas altivas, alcornoques somnolientos, huertos espléndidos y matorrales diversos. 

En una imaginaria apertura del cuadro paisajístico: oímos a una nube de golondrinas sobrevolando la hilera de margaritas sacudidas por el viento; unas cigüeñas perdidas levantan el vuelo; croan las ranas comunes y las ranitas saltan al vacío



Parque "PríncipeFelipe": parterres de árboles majestuosos, que se esconden de las miradas curiosas de los visitantes; donde los surtidores de su fuente interpretan un nuevo movimiento en la sinfonía que se inició en esa caprichosa armonía del destino y donde el murmullo del agua parece susurrar los secretos centenarios del pueblo.

El parque municipal "Príncipe Felipe", que con sus densas ramas, parecen custodiar una pequeña sonrisa espontánea que nos surge a borbotones, cuando paseamos por sus caminos abiertos a nuestro encuentro.